La sangre inoportuna

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¿A dónde nos puede llevar la sangre inoportuna? 

Los árabes tienen una sentencia que resulta adecuada para este momento histórico de la vida social y política dominicana: 

“La pasión turba el ánimo como el viento turba las arenas del desierto.”

La muerte violenta del doctor Mateo Aquino Febrillet, producto de ambiciones desenfrenadas que visible o invisiblemente tienen expresión en todos los partidos del sistema, es un obvio mensaje a detener la vorágine de pasiones incontroladas con motivo de las pequeñas y grandes cuotas de poder, y que, en el fondo, sólo persiguen beneficios personales o grupales, no el bien común.

Como comunidad nacional ya no es posible permanecer indiferentes ante la degeneración de la lucha política en su peor expresión: la degeneración del hecho político, cuando se trastocan los intereses nacionales por la ambición mal entendida y peor administrada.

En el fondo, se trata de sentimientos extremos fuera de control y que han cobrado vidas, con una elevada cuota de asombro y sangre: desde la muerte a tiros del alcalde Juan de los Santos a manos de un contratista con el que tenía negocios ó la de tres mujeres por parte de un cabo policial celoso en Nagua, estimulado por los celos, otra forma de posesión responsable de tanto dolor.

¡No es posible!

Hay que desmontar esta espiral de fuego y muerte.

Pero ahora. Sin dilaciones. 

Recobremos el sentido.

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