¡FLOTANTE, EL VOTO DOMINICANO EN PUERTO RICO!

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Por Gaudy Gómez

Las circunstancias que nos empujan a dejar la tierra que nos vio nacer son diversas, pero el sentimiento por haberla dejado, es el mismo.

El anhelo de regresar siempre está latente en cada dominicano, pero pasa el tiempo y nos vamos adentrando cada vez más en el país que nos recibe y nos cobija como nuestra segunda patria.

Esta isla llena de encantos, de similitudes con nuestra tierra, donde encontramos el mismo clima, la misma brisa fresca debajo de un palo de mangos. Esta es la tierra donde nacen nuestros hijos y establecemos el hogar que muchas veces ve nuestro último respiro llegar.

No se puede vivir en un país, y enajenarse como si se viviera en una burbuja. Son muchas las circunstancias que nos han traído a muchos/as dominicanos/as hasta aquí, y es aquí donde tenemos que procurar tener la calidad de vida digna que merecemos todas y todos. Es por esa razón que la participación política de los dominicanos debe ser activa y constante.

No se trata de presentarnos ante una determinada polémica y convocar la prensa para que cubra la noticia, se trata más bien, que de forma precisa y certera, nos expresemos y actuemos en torno a situaciones que nos favorezcan a todas y todos los que somos parte de esta comunidad inmigrante.

Cuando los dominicanos salimos de nuestro país de origen, traemos una mochila cargada de historias, valientes gestas que quedaron plasmadas en la historia de nuestra amada Quisqueya. Nos llenamos de orgullo frente a nuestra bandera tricolor, la que nos recuerda las grandes luchas que libramos para ser el país libre y soberano que somos hoy día.

Es precisamente por tener una identidad e historia tan arraigada, que se puede argumentar, que la tendencia del elector dominicano, suele ser inconstante, variable. Es un voto flotante, que dependerá de que se cumpla con las expectativas de este elector.

El voto se convierte en la forma más contundente de expresión. Y es importante que a pocos días de las próximas elecciones generales, los políticos entiendan el perfil del elector dominicano, el cual en su mayoría, no se involucra en la determinación del estatus político de la isla, ya que entiende que su identidad histórica ya está formada y establecida en su país, y que esa determinación solo le compete a los puertorriqueños y al Congreso de los Estados Unidos.

Entonces, si no nos mueve el estatus, la pregunta sería, qué busca este elector dominicano. Es un gran desacierto pensar que los dominicanos pertenecemos (en su mayoría, ya que quien le escribe es estadista) a uno u otro partido fielmente, la resistencia a participar en la determinación de un estatus político para Puerto Rico, convierte este voto, en uno cambiante, y de cierta manera, más concienzudo. Es un voto pensado, libre de fanatismo. Este voto busca identificar estos candidatos y candidatas incumbentes o no, que se hayan mostrado a fin con la comunidad, impulsando proyectos a favor de esta comunidad inmigrante, y hayan cumplido sus promesas.

Los dominicanos somos mayoría dentro de la comunidad inmigrante que reside en Puerto Rico, y que tiene derecho a votar. La Comisión Estatal de Elecciones calculó que cerca de 265,000 extranjeros están enlistados para ejercer su derecho al voto, de los que se entiende que los dominicanos/as representan un gran número de estos.

Por su parte, el Consulado Dominicano en Puerto Rico, informó que aproximadamente 150,000 ciudadanos dominicanos/as residen en la isla, estimando que entre 50,000 a 60,000 están ávidos/as para ejercer su derecho al voto. Este número es cada vez mayor, si consideramos que tan solo en el 2016, cerca de 10,000 ciudadanos dominicanos/as se naturalizaron como ciudadanos de los Estados Unidos, lo que los capacita para poder votar en estas próximas elecciones del 8 de noviembre.

Basándonos en cifras considerables y reales, se sostiene la importancia del electorado dominicano en Puerto Rico. El mensaje es claro, este voto no se casa con ningún partido, responde al partido que demuestre compromiso, que sea inclusivo y adelante la causa de la igualdad.

 

 

 

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