Por Orlando Gil
¿AHORA QUÉ?.- ¿Qué pasará ahora que los partidos de oposición se retiraron del Diálogo de Agripino sin alcanzar ninguna de las metas aprobadas como agenda y sin ni siquiera resolver el problema del perfil de los candidatos a miembros de la Junta Central Electoral, Tribunal Superior Electoral y Cámara de Cuentas? El martes pasado no se celebró la tenida correspondiente a ese día, pero con una logia más reducida hubo un intercambio que se juzga provechoso. Los comisionados del PLD, del PRD y de la Sociedad Civil se reunieron con el anfitrión Agripino Núñez, y como estaba el sector oficial, se exploraron algunas posibilidades. Los representantes del Conep y Finjus aconsejaron una prórroga. Esto es, que en vez de un plazo de 60 días, fuera de 120, de manera que los ánimos se aplacaran, las aguas volvieran a su nivel y se crearan las condiciones para un diálogo más sincero y un entendimiento más honesto. Como siempre, el PLD se mostró en principio favorable a la moción, y Reinaldo Pared no ve dificultad en modificar el reglamento del Senado…
EL OTRO SENTIDO.- Esos mismos representantes del Conep y Finjus consideran tiempo más que suficiente para que los partidos de oposición se recojan y reconozcan la legitimidad de la elección de Danilo Medina. Incluso tienen la idea, y coinciden con el PRSC, de que el jefe del Estado no sea parte, sino árbitro. El mandatario debe ser el primer interesado en la gobernabilidad, y la insatisfacción de un sector político no es el mejor clima para proveer y mantener estabilidad, que debe ser social y económica, pero también política. Sin embargo, el presidente Medina no puede jugar ese papel a menos que su autoridad sea indiscutida. Por encima del bien y del mal, líder de la nación. La sociedad civil que presiona en un sentido, igual lo hace en el otro, y en 120 días, o sea cuatro meses, podría realizarse el milagro de desmontar una conjura que por ahora no tiene mejor salida. ¿ El pequeño comité del pasado martes puede replicarse con el bloque de PRM y PRSC y sus nuevos aliados ? Si se pudo con un bando, lo mismo con su oponente…
EN EL LIMBO.- La sociedad civil no piensa rendir sus armas, y está convencida de que ahora más que antes tiene oportunidad de promover un entendimiento que vaya más allá del perfil y la legislación de Partidos y Electoral. El momento no es de cuál es más grande o más pequeño, o de más fuerte o más débil, sino de racionalidad. Puesta en el medio advierte lo que veía desde fuera o lejos. La obcecación del arrogante y del intransigente. La lucha menuda que desgasta, pero no aprovecha, y en la que los intereses particulares de persona o de grupo se colocan por encima de las que debieran ser las urgencias nacionales. Que nadie espere un ramo de olivo, pero sí se impone una tregua, y esta conviene más a la oposición que al gobierno, pues hasta ahora los alegatos de la primera no encuentran cabida, y su causa, como los niños que no llegan a nacer, se pierde en el limbo. La discordia de uno nunca provocará resultado y las acciones de los partidos de oposición, casi invisibles, no afectan la marcha del gobierno…
¿LIVIANO O PESADO?.- Habrá que pensar en ese tiempo muerto, en qué hará cada parte y contraparte, pues tan malo es el velorio como el enterramiento. Y lo mismo cuando llegue el momento. ¿Cuál buscará al contrario? ¿Se tocará de nuevo la puerta de monseñor Agripino Núñez o la sociedad civil tendrá autoridad o simpatía para llamar al diálogo, o para mediar, o simplemente moderar? Todas las respuestas darían claves, importantes y necesarias, aunque por el momento solo preocupe el ánimo. Si de lucha o de recogimiento. El propio monseñor Núñez deberá hablar con el presidente Medina, rendir una especie de informe, pues si hubo iniciativa cuando el diálogo era potencialmente posible, con más razón ahora que asoma el fracaso. Habrá que estar atentos, entonces, y ver quienes suben las escalinatas del Palacio Nacional. Si el exrector, o si la sociedad civil, incluido el alto empresariado, o los propios partidos. Sea que lo sí de conjunto o uno a uno. Además del detalle de quién llama, ya que no es lo mismo pedir cita que convocar…